La novela Final de temporada, de Laura de Estrada, que el lector tie
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ne entre sus manos, es una pieza literaria sorprendente. Construida
con notable elegancia sobre un fondo histórico, oscila entre la ficción
y la memoria autobiográfica.
La narradora, Flor, nos abre la puerta a “La Inesperada”, una
estancia familiar que fue testigo de los veranos de su infancia, ado
- lescencia y buena parte de la juventud.
La autora acude a la correspondencia de sus antepasados: don
Ramón Santamarina y el general Ángel Pacheco, dos figuras desta
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cadas de nuestro pasado. La mirada es intimista y los retazos de la
historia argentina se plasman delicadamente en un modo de vivir, de
pensar y de sentir, a través de una galería de personajes retratados
con genuina ternura contagiosa.
Miss Molly, Anahí, Charlotte, el Doctor, Antonio, la mujer del in
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dio Catriel o la negra Ramona entrarán a “La Inesperada” y cobrarán
vida en la memoria cautivada del lector. También los primos y los
padres de la protagonista. Y, sobre todo, una abuela inolvidable, cus
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todia tenaz de una tradición que, a pesar de los cambios de época,
perdurará en sus hijos y nietos.
No faltará la tragedia en la familia. Representará un dolor profun
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do, pero a la vez se convertirá en un desafío que pondrá en juego el
destino de la estancia, en medio de un halo de tristeza.
Esta bella novela cuenta aquello que Laura de Estrada vivió o
podría haber vivido, recuerdos propios y ajenos que hizo suyos, en
- soñaciones a las que presta su voz entrañable.